Querido diario:
Hoy en la escuela Mariana se peleó con Lucía porque Mauro le pidió arreglo y Lucía le dijo que sí. Entonces Mariana se puso a llorar y Lucía dijo que era una pancha. Al final se agarraron de los pelos en la casita de madera del patio y la maestra se las llevó a la dirección y después la maestra nos dió una charla de que eramos muy chicos para pensar en novios, que solo tenemos diez años y bla bla... Los grandes siempre dicen que hay cosas que no tenemos que hacer, pensar o decir porque somos chicos. Si a Lucía le gusta Mauro y a Mauro le gusta ella pueden ser novios. Y si a Mariana le pone triste, me da pena, pero se puede poner triste porque le gusta Mauro.
Después fui a la casa de la abuela Juana. Me encanta ir a la casa de la abuela porque siempre me hace chocolate caliente. No cocoa en polvito, sino chocolate caliente que es un pedacito de chocolate que metés en la leche caliente y se derrite y queda riquísimo. Mamá le dice "submarino", pero con la abuela Juana le decimos chocolate caliente, aunque mamá diga que no tengo que hablar "como en los dibujitos".
Bueno no importa, la abuela me hace chocolate caliente y torta. Hace una torta riquísima de vainilla con dulce de leche y le pone merengue rosado o celeste o violeta y muchas chispitas de colores que son las mejores. Hoy hizo mi favorita que es con merengue violeta. Me gusta el violeta porque no es tan de nena boba. Se parece al rosado pero tiene azul, entonces es mejor porque a mis amigas les gusta a todas el rosado y a mi no y me gusta el violeta, entonces nunca me peleo por los globos, las velitas o las sorpresitas rosadas en los cumpleaños.
Después como siempre la abuela se puso a contarme una historia. Siempre hace eso porque en su casa no hay cable para ver Nick ni Cartoon, entonces me aburro. Las historias de la abuela también me aburren porque siempre son las mismas y siempre son de amor. Pero yo hago como si me interesara para que la abuela se quede feliz y me invite a su casa de vuelta y le ponga merengue violeta a la torta, y me deje comerme las chispitas que le sobren en el paquete.
Igual, la historia de hoy me gustó, era de amor también, del primer amor de la abuela Juana, de cuando ella era chica. Lo más lindo es que su primer amor se llamaba Violeta, entonces ya me gustó la historia. Me pareció un poquito raro que su primer amor fuera una nena, pero no le quise interrumpir para preguntarle porque no le gusta que le corten las historias, dice que se distrae y ya no cuenta nada, y que si le cortaba esta historia me contaba de nuevo la de cuando conoció al abuelo Toni ¡Y esa ya me la sé de memoria!
Bueno, resulta que la abuela y Violeta eran vecinas y nunca se hablaban. Violeta era muy tímida, nunca jugaba con nadie, sólo con su prima Isa. Cuando empezaron el liceo Juana se hizo muy amiga de Isabel, por ende pasaba mucho tiempo con Violeta. En ocasiones iba a estudiar a la casa de Isa y como vivía en la casa de enfrente terminaban juntándose con Violeta.
Así pasó el tiempo, se hicieron las tres muy buenas amigas en poco tiempo, pasaban largas tardes escuchando la radio, leyendo libros de Julio Verne o Las aventuras de Tom Sawyer. A veces Isabel no estaba porque visitaba a su familia en campaña. Entonces las nuevas amigas pasaban días enteros juntas, haciendo deberes, jugando a las cartas o simplemente mirando el atardecer por la ventana.
Cuando estaban solas mi abuela intentaba conocer más de Violeta, a pesar de llevarse muy bien ella era muy tímida y nunca contaba nada, nunca decía si le gustaba un compañero o si le caía mal alguien. Muchas veces en el liceo la molestaban, le decían "la muda" y se reían de ella. También se reían de ella por ser colorada, y porque tenía una paleta partida. Para mí las coloradas son lindas, y está mal reírse de alguien por como se ve o ponerle apodos ofensivos. Pero Violeta no hacía nada, nunca reaccionaba, ni siquiera se quejaba, no parecía tenerles odio... tampoco aprecio. Era como si para ella, además de su prima y su amiga, nadie existiera.
Lo único que lograba sacarle eran comentarios sobre sus padres, nada especial, no eran muy distintos a los de Juana: estrictos y conservadores, puras reglas, pulcritud, discreción y religiosidad. Lo normal en esa época. Cuando hablaban sobre esas cosas, Violeta siempre decía que quería más libertad. Decía que quería romper reglas, cambiar las cosas, hacer cosas que le decían que no podía. A mi abuela le parecía raro, pero a la vez le divertía y entusiasmaba la idea de hacer algo "prohibido", algo diferente, ser rebelde. Al menos eso me dijo mi abuela.
Cuando estaban en segundo de liceo Isabel se fue todas las vacaciones de julio a Durazno (ahí era la campaña) y mi abuela y su amiga planearon todas las travesuras que harían aprovechando la ausencia de la responsable y rígida Isabel, quien nunca les permitía hacer nada pues era muy disciplinada.
Apenas empezaron las vacaciones hicieron la primer travesura de sus vidas, a la hora de la siesta, mientras todos dormían, las dos escaparon de sus casas y fueron a la placita del barrio. Tenían catorce años y estaban de vacaciones, se sorprendieron al ver que todos sus compañeros de clases estuvieran ahí, a ellos sí los dejaban salir. Pero después Violeta se tropezó y ensució toda su ropa, lo que empeoró el miedo que tenía porque su madre descubriera que estuvo fuera de su casa al ver la ropa sucia fue un comentario de una niña. Algo así como "Creo que se te rompió un diente... a no ya eras así" Dice la abuela que a este comentario le siguieron risas y otro tipo de frases, como que para que quería el diente si no abría la boca y cosas por el estilo. Por primera vez Violeta se puso a llorar y salió corriendo, pero antes mandó a todos a la mmm*... bueno esa palabra que no me dejan decir.
*mamá si lees esto está mal que leas porque es mi diario , pero perdón, tengo que decir la palabra para que se entienda. MIERDA
Bueno, entonces Violeta salió corriendo y se puso a llorar contra un murito, mi abuela Juana la siguió y la abrazó y le dijo que era linda y que era mejor que hablara poco porque las pocas cosas que decía eran buenas y nunca hablaba mal de nadie. Entonces Violeta la miró y le dijo "Te cuento un secreto, porque sos mi mejor amiga. Los odio a todos, menos a vos. A vos te amo" Y le dio un beso, su primer beso y el primer beso de mi abuela. "¿Entonces soy tu novia?" le preguntó mi abuela, pero Violeta le dijo que las mujeres no podían ser novias, que eran mejores amigas y se amaban. Pero no podían ser novias. No sé porqué Violeta dijo eso y no entiendo porqué las mujeres no podrían ser novias, pero no quise interrumpir a mi abuela que ya estaba emocionada casi llorando. Así que tampoco le pregunté eso.
Pasaron todas las vacaciones haciéndose cartas, escapando por las tardes para esconderse en callejones o descampados del barrio, charlaban por horas, cantaban canciones y volvían corriendo de la mano antes de que sus madres se despertaran. Siempre se escondían, nunca se daban besos en público, tenían miedo de lo que dirían y sobre todo no querían que se enteren en la iglesia o en sus casas.
Cuando volvió Isabel les dijo que a fin de año se iría a vivir a la campaña, sus padres habían decidido eso. Si bien les entristecía, sabían que la ausencia de Isa les permitiría estar juntas más tiempo. Era impensable contarle a Isabel, así que debían seguir escondiéndose. Las travesuras pasaron a mayores, como faltar a clases o a misa. A mi abuela la madre la había descubierto un par de veces, pero a Juana ya no le importaba nada, le contestaba y le gritaba si le decía algo. Después iba y se encerraba en el cuarto, aunque la madre iba y le pegaba. No le importaba porque estaba enamorada. Empezaron a escaparse por las noches, se juntaban a bordar en la plaza, llevaban velas hilos y agujas y se pasaban largas noches haciendo bordados en pañuelos que luego se regalaban. O se hacían trenzas y peinados adornados con flores, que se sacaban antes de volver a sus casas. Antes no había televisión ni celulares y las chicas se divertían así.
Isabel sospechaba que hacían cosas "malas", y nunca quería juntarse con mi abuela, pues decía que era una mala influencia para Violeta. Decía que por su culpa Violeta no iba al liceo y hacía meses que no avanzaba en su biblia. Había hablado de esto con su madre y su tía, para noviembre mi abuela Juana tenía prohibido juntarse con Violeta o con Isabel, y ni hablar de pisar su casa. Las madres de sus amigas hablaron con la suya, mi abuela vivía castigada, en el barrio y el liceo se comentaban muchas cosas de ella... los compañeros inventaban historias, decían que tomaba alcohol o que no creía en Dios o incluso que salía con un comerciante que trabajaba en el centro, que tenía relaciones con él y que estaba por escapar de su casa
A mi abuela y a Violeta no les importaba, se amaban mucho y se seguían viendo, cada vez más. Las dos estaban muy tristes por tener que ocultar lo que sentian, y porque en ningún lado nadie las iba a entender, y sus únicos momentos de alegría eran cuando estaban juntas.
Una semana antes de Navidad, o sea, cuatro días antes de que Isabel fuera a campaña a pasar las fiestas y quedarse a vivir ahí, pasó lo peor que le pasó a la abuela en su vida (yo creo que es lo peor porque es muy triste, y en las historias de mi abuela nunca pasan cosas tristes). Esa tarde a la hora de la siesta las amigas decidieron ir al faro de Punta Carretas (mi abuela siempre vivió en Punta Carretas, me dijo que antes la gente ahí tenía menos dinero, las casas eran más humildes y todos se conocían. Ahora hay un shopping entonces el barrio está lleno de autos y personas de todos lados y los vecinos ni se conocen)
El faro queda enfrente al mar y cuando mi abuela era chica nadie iba ahí, la rambla era fea y peligrosa, ir allí fue lo más "malo" que hicieron. Las dos escaparon y fueron rumbo al faro, que les quedaba a unas diez cuadras. Pero Violeta no se dió cuenta de que Isabel la seguía. La prima de Violeta de mantuvo oculta, hasta que las vió besarse, allí empezó a gritar escandalizada, le dijo que pecaban, y que les diría a sus madres.
Mi abuela dice que volvieron las tres juntas, las tres llorando. Violeta por miedo, Juana porque nunca más podría ver a Violeta e Isabel porque mi abuela le tiro una piedra y le lastimó la frente. Cuando llegaron a la cuadra mi abuela siguió hasta su casa sin decir nada, y vio como las primas entraban a su casa con gritos de Isabel llamando a su madre y a su tía, que anunciaban el fin de su amistad.
Al día siguiente Isabel fue a la casa de Juana, la había mandado su tía: "Era para decirte que dice mi tía que no te vas a tener que preocupar más por Viole, porque ahora el veintidós de mañana se va a vivir conmigo y mis padres a Durazno. Así no la ensucias más. Y te salvás de que tu madre se entere porque dice mi mamá que tu madre es una conventillera y no quiere que se entere todo el barrio de la aberración de ustedes" Isabel se fue, pero antes mi abuela le arrancó una trencita entera de un tirón. Dice que la guarda todavía porque era la mitad del pelo de Isa y todavía no se imagina como se lo arreglaron. Me parece que exagera y que no guarda nada y no le arrancó tanto.
Entonces quedaba un solo día para que el primer amor de mi abuela Juana se fuera para siempre a Durazno (Durazno es re lejos de Punta Carretas). Era veinte, y el veintidós apenas saliera el sol Violeta se iba, a vivir con la bruja de su prima y su tía. Mi abuela se pasó todo el día y la mitad del otro llorando y deprimida. Hasta que el veintiuno a la hora de la siesta Violeta le dejó una carta por la ventana del cuarto "hoy a las doce en el faro, quiero despedirnos".
A las doce mi abuela estaba en el faro, de pijama, esperando a su amiga. Cuando la vió, bastante más tarde, no lo pudo creer. Juana venía con un vestido blanco, con medias de puntilla blancas, unos zapatos negros con un poco de taco y una corona de flores que habían hecho una tarde en la plaza. Estaba hermosa.
"¿Te gusta? Es mi ropa para Navidad, me compraron tacos y la corona me la puse porque la hice contigo". Juana la abrazó y le dijo que estaba más hermosa que nunca "Lo mejor de esa corona es que tiene violetas, tu flor, la flor más linda"
Me imagino que se dijeron que se iban a extrañar y se dieron muchos besos y todo eso, mi abuela sólo me contó que cuando llegaban a la casa de Violeta (donde se separaban porque mi abuela seguía media cuadra más) se despidieron y ella le dijo "Sos primer y único amor, no importa si no te veo más ni si te casás con alguien y yo también. No importa, vos vas a ser siempre mi verdadero amor, mi mejor amiga" y Violeta le respondió "Tu mejor amiga no, tu novia". Y ahí mí abuela le dió el último beso a su primer y única novia (porque después solo tuvo un marido, mi abuelo)
Y esa fue la historia de mi abuela, de todas las que me cuenta es la que más me gusta. Le dije si otro día me contaba otras cosas que haya hecho con Violeta, como cuando le rompió un diente a la nena que se rió de ella el día de la plaza. O cuando se robaron el agua bendita de la iglesia para tomársela porque el cura de la parroquia les dijo que si no iban a misa se les metía el diablo adentro. Pero mi abuela me dijo que no quiere que hable más de ese tema y que era un secreto.
No sé bien porque, pero debe ser porque hoy cuando llegué a casa y le conté a mamá que la abuela me contó la historia de Violeta, antes de que le cuente la historia, mi mamá dijo "Tu abuela está loca, no le hagas caso esas pavadas, que no son para niños de tu edad y además son un invento de tu abuela que se aburre y divaga"
Los grandes siempre están diciendo que hay cosas que no son para los niños, y bla bla. Como la maestra. Pero la abuela Juana no, ella siempre me cuenta todo porque sabe que yo puedo entender todo. La quiero más que a nadie a la abuela, es la mejor abuela de todas.
Bueno me voy a dormir que mañana vamos a ir al museo de Joaquín Torres García con la escuela. Mañana te cuento como me fue, aunque ojalá vaya a jugar a lo de Mariana o a comer torta a lo de la abuela. Porque la verdad que al museo de Joaquín Torres García ¡fui mil veces!.
Besito, Luna♥